Un nuevo estudio analiza cómo las abejas consiguen permanecer limpias mientras que polinizan plantas.
Según el estudio, una abeja puede llevar hasta el 30 por ciento de su peso corporal en polen, debido al espaciamiento estratégico de sus casi tres millones de pelos. Los pelos cubren los ojos del insecto y el cuerpo entero en varias densidades que permiten una limpieza y transporte eficientes.
Los investigadores de Georgia Tech descubrieron que la diferencia entre el pelo de cada ojo es aproximadamente del mismo tamaño que un grano de polen de Diente de León, que las abejas suelen recoger. Esto mantiene el polen suspendido por encima del ojo y permite que las patas delanteras puedan peinar y recoger las partículas.
Las piernas son mucho más hondas y el pelo está muy denso, cinco veces más denso que el pelo de los ojos. Esto ayuda a las piernas a recoger el máximo de polen posible con cada golpe. Una vez que las patas delanteras son suficientemente fregadas y limpiadas por las otras piernas y la boca, vuelven a los ojos y continúan el proceso hasta que los ojos están libres de polen.